Que me perdonen los japoneses por modificar esta receta tan deliciosa. No quería hacer un 'copypaste' de las recetas que circulan por la red y dejé volar un poco mi imaginación.
De pasteles de queso hay infinitas recetas. Lo que más me llamó la atención de éste es la precisión del corte de algunas de las fotos que he visto en Internet y también su esponjosidad. Así que como tenía los ingredientes necesarios, excepto el cremor tártar que lo sustituí por un poco de zumo de lima, decidí lanzarme y hacer la prueba.
Ingredientes:
- 140 g de azúcar granulado
- 6 claras
- 6 yemas
- 1/4 cucharadita de cremor tártar (1 gotas de limón o vinagre si no tenemos este ingrediente)
- 50 g de mantequilla
- 250 g de queso cremoso tipo philadelphia
- 100 ml de leche fresca
- 60 g de harina de trigo
- 20 g de maicena
- 1/4 cucharadita de sal
Preparación:
- Pre-calentamos el horno a 160º
- Forramos un molde con papel vegetal cuidando que sobrepase al menos 3 cm los bordes, ya que el bizcocho tiende a subir mucho y podría desbordarse del molde.
- Montamos las claras a punto de nieve con el zumo de limón. Cuando se vayan formando picos, incorporamos el azúcar hasta conseguir que queden bien firmes.
- Metemos un bol en agua caliente y en éste mezclamos bien con unas varillas la mantequilla, la crema de queso y la leche.
- Cuando la mezcla se haya enfriado, incorporamos las yemas previamente batidas, la sal y las harinas tamizadas.
- Añadimos entonces las claras montadas con mucho cuidado, efectuando movimientos envolventes de abajo hacia arriba para que no se bajen.
- Introducir la mezcla en el molde
- Colocar 4 recipientes con agua (tipo moldes de flan) en la parte baja del horno. Uno en cada esquina. Esto hará un efecto sauna y repartirá la humedad por igual en todo el horno.
- Introducimos el molde en el horno y dejamos cocer una hora y cuarto aproximadamente (dependiendo del horno) a la misma temperatura de 160º.
- Cuando haya pasado este tiempo, si el pastel está ya cocido, abrimos un poco la puerta del horno y dejamos que se vaya enfriando durante 1 hora más o menos.
No debe abrirse la puerta del horno del todo. El pastel es muy sensible al contraste de temperaturas y debe enfriarse poco a poco. No debemos preocupemos si se baja ya que primero sube mucho y luego al enfriarse baja, pero aún así queda bastante alto.
Una vez frío, lo cortamos en dos trozos y lo rellenamos de nata montada con un poco de azúcar y arándanos.
Cuando vayamos a servir, espolvoreamos con azúcar glas.
¡Feliz semana!
PUFFFFFFFFFFF!!!!!!!!!!!! Que delirio de tarta, ya la tartita sola es una pasada, pero con ese relleno es un escándalo. Madre mía que forma de hacernos sufrir.
ResponderEliminarBicos
que pasada,me han entrado ganas de dulce de ver las fotos! muy muy rica.
ResponderEliminarsaludos.
http://conaromaacaserito.blogspot.com/
Yo creo que no se enfadará nadie por los cambios que has hecho. Menuda pinta que tiene y es verdad el corte sale muy perfecto.
ResponderEliminarUn besito
Feliz Navidad!!Un abrazo desde canarias.
ResponderEliminarMaría.
¡Feliz Navidad!.
ResponderEliminarMuchas gracias a todos por estar aquí.
Que deliciosa variación del pastel japonés. Me encanta...y todo lo demás. Me quedo aquí. Tixolas es otra palabra casi olvidada como mi garfelo. Encantada de conocer tu blog!
ResponderEliminar